Cartas de José Luis

Becas para la esperanza

Tailandia es uno de los países donde más opera la llamada industria del sexo con menores. Hay agentes que recorren los pueblos pobres comprando niñas para “trabajar” en este sector. Luego las venden a los prostíbulos de Bangkok o Pattaya donde las pequeñas se sienten perdidas, ya que ni tan siquiera conocen el idioma tailandés. Son niñas que han llegado a quemar el prostíbulo en el que están confinadas, arriesgando su vida, con tal con tal hacer arder a sus explotadores. Son niñas que enferman de SIDA y que acaban teniendo un concepto muy bajo de sí mismas. Son víctimas del gran drama de la humanidad: la pobreza.

La mejor solución para evitar la prostitución infantil es la prevención. Hay que retenerlas en su tierra, dándoles una esperanza de futuro. Una beca es la mejor forma de hacerlo.

La beca son unos cien euros, cantidad que en Tailandia permite cubrir un año de escolaridad, uniformes, libros, alimentos… aunque cada caso es singular y tiene un tratamiento distinto. Por regla general, cada beca suele ir acompañada de una buena provisión de arroz y de otros alimentos básicos para la familia.

Al frente del proyecto en Tailandia está el jesuita Alfonso de Juan, que lleva más de 40 años viviendo allí.

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