Cartas de José Luis

Historia frontera con Camboya

Me cuenta Alfonso que en un pueblo de la ribera del río Mekong, las maestras de un colegio le advirtieron que los padres de una niña de trece años la habían sacado del colegio. Padre Alfonso se fue a ver a la niña, que se encontraba en la casa, cuidando de su abuela ciega. Era una vivienda mísera, la niña estaba debajo de una escalera, y hablaba con un hilo de voz; llevaba sin comer desde el día anterior y era cerca del mediodía. Le contó que cuando iba al colegio comía en él, cuando tenía cincuenta céntimos que era el precio de la comida. Pero como no los tenía, la mayoría de los días se quedaba sin comer, a menos que alguna profesora se compadeciera de ella y se la pagara.

Concluye Alfonso en su correo: “Con la ayuda de Somos Uno ya hemos dejado arreglado, en el colegio, el pago de su comida, y además una cantidad extra para que se pueda comprar algún dulce. Le hemos dado una beca especial y los padres han consentido en que vuelva a estudiar. Aunque apenas sabe leer y escribir, la ayudaremos para que logre acabar el tercero de bachiller, y ya habremos logrado mucho. Esta niña me hace pensar en otras niñas que a los trece años ya empezaron a entrar en el comercio del sexo en la capital o zonas turísticas”.

El padre Alfonso nos cuenta esta historia de un viaje que ha hecho por la frontera de Camboya, a fin de conceder nuevas becas. Lo podrá hacer con gran generosidad – como acostumbra- , pero en este caso con especial singularidad, ya que gracias al Festival de la Nostalgia Flamenca de la Navidad, y sus consecuencias, dispone de un buen fondo económico. Las consecuencias, es que aparte de lo que se recauda por el evento, damos a conocer un poco más nuestra actividad, y la gente responde con gran generosidad.